El Instituto de la Plata emitió su informe sobre las proyecciones del mercado de la plata realizado junto con la consultora CRU y como conclusión esperan que la demanda de plata fluctúe entre 70 y 80 Moz por año entre 2024 y 2030, sólo para el sector de la energía fotovoltáica. De entre todos los metales, la plata es el que presenta la más alta conductividad eléctrica y conductividad térmica. Estas propiedades le convierten, por lo tanto, en un metal industrial esencial. Uno de los usos industriales más importantes de la plata, aparte de la electrónica, está en las células fotovoltaicas (FV), que son los cimientos de los paneles solares.
La energía solar fotovoltaica es tremendamente importante para el futuro de la demanda de plata. Un informe reciente del Banco Mundial pronostica que para 2050 el consumo de plata en tecnologías energéticas podría crecer radicalmente, llegando a niveles equivalentes a más del 50% de la demanda total actual; la proporción más grande de demanda para cualquier metal exceptuando las baterías. Más del 95% de este aumento se debe a una expansión de la generación de electricidad a través de energía solar.
La consultora CRU estima que en 2019 se utilizaron 100 millones de onzas de plata (Moz) –alrededor del 11% de la demanda de producción total– para la producción de células FV. Según CRU, la combinación de medidas legislativas en relación a las emisiones de CO2, otras políticas gubernamentales y el descenso del coste por gigavatio de electricidad generada utilizando FV propiciará el continuado aumento de la instalación de paneles solares en la próxima década, aunque de forma más pausada que en los últimos años.
Esto ayudará a contrarrestar la tendencia a utilizar cada vez menos plata por célula fotovoltaica para ahorrar costes, y aunque que la demanda total de plata en el sector pueda bajar de los niveles actuales, creemos que en última instancia el consumo se mantendrá a un nivel sustancial de alrededor de 70-80 Moz por año cara a 2030. Las pastas de plata son una parte fundamental de la producción de las células FV, dado que forman una capa conductiva en ambas caras de las células fotoeléctricas de silicona.
El ahorro en el uso de plata en energía solar ha sido planteado por los proveedores desde los comienzos de la industria. Las presiones para reducir la cantidad de plata utilizada en cada célula FV han causado que la demanda de plata dentro de la industria de la energía solar crezca a menor velocidad que la demanda total de la propia energía. Esta tendencia continuará mientras los fabricantes continúen reduciendo el contenido de plata en sus paneles como medida de ahorro. Sin embargo, este ahorro tiene sus límites. En consecuencia, el nivel de reducción de contenido de plata ha experimentado una desaceleración sustancial desde 2016. Desde 2009 a 2016 experimentó una caída de 521mg por célula a 130mg por célula en 2016, con una tasa de crecimiento anual compuesto (CAGR) de -12,9%. Tras 2016, el ritmo del descenso disminuyó con una CAGR de -5,1% de 2016 a 2019, llegando a los 111mg por célula en este último año. CRU espera que el contenido de plata siga cayendo ligeramente a lo largo del período estudiado hasta llegar a los 80mg por célula aproximadamente.
Un factor clave para este ahorro es el precio de la plata; cuando creció a más del doble de su valor entre 2009 y 2011 se recortó la cantidad de plata en la célula fotovoltaica estándar de 521mg a 327mg. El porcentaje en el que se siguió economizando el uso de la plata bajó a la mitad de su nivel entre 2012 y 2017 cuando el precio del metal cayó de 31 dólares a 17 dólares la onza. Las proyecciones de CRU nos muestran que es poco probable que el precio de la plata se recupere a corto plazo hasta alcanzar el récord de 2011, y que crecerá modestamente de 16 a 20 dólares la onza de 2020 a 2024, colaborando a que el ahorro de plata en la producción siga moderándose como se espera. Sin embargo, el hecho de que los productores continúen reduciendo la carga de plata es sintomático de un mercado en el que hay alta competencia y en el que los precios son constantemente empujados a caer.
Los nuevos procesos de producción y otras mejoras tecnológicas continúan alentando al ahorro de plata. Sin embargo, las propiedades electroconductivas de la plata no son tan fáciles de vencer. Los productores de FV pueden reducir la carga de plata sólo hasta cierto punto antes de que las pérdidas de rendimiento y eficiencia sean mayores que los beneficios obtenidos por abaratar los costes de las materias primas.
Al igual que en otros usos del metal, también hay un leve riesgo de que la plata sea sustituida por materiales más baratos como el cobre. Sin embargo, estos materiales de sustitución han tenido dificultades compitiendo con la plata. El metal blanco tiene la resistencia eléctrica más baja entre todos los metales a temperatura estándar, lo que significa que sus posibles reemplazos no pueden hacerle frente en términos de producción de electricidad por panel; por tanto, el ahorro que pueda conseguirse sustituyendo la plata por otro metal podría ser contrarrestado por el aumento de paneles necesarios para igualar la capacidad de producción.
Según las estimaciones de CRU, el pico de la demanda anual de plata del sector fotovoltaico se alcanzó en 2019, con 100 Moz. Proyectamos un lento descenso en la demanda de plata de 2020 a 2023 conforme la capacidad fotovoltaica agregada disminuya anualmente, mientras continúan los intentos de ahorro de plata en los paneles, aunque a un nivel menor.
Mirando a largo plazo, CRU espera que la demanda de plata fluctúe entre 70 y 80 Moz por año entre 2024 y 2030, conforme la tasa de ahorro de plata se desacelere aún más y la capacidad de aumentar la cantidad de células FV crezca ligeramente.
Mientras que esta cantidad representa apenas un pequeño descenso respecto al pico de 2019, sería más alta que cualquier nivel de consumo anterior a 2016 y demuestra que el sector de la energía fotovoltaica continuará siendo una fuente importante y constante de la demanda industrial de plata.
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